lunes, junio 23, 2008

Historia secreta de la directiva del retorno

Juan Carlos Rincón
BBC Mundo

La controvertida Directiva del Retorno de inmigrantes ilegales aprobada por el parlamento europeo este miércoles, tiene una larga y escondida historia. Además, es sólo la punta del iceberg.

El momento político de la Unión Europea, en cuya mayoría de países hay gobiernos considerados de derecha, jugó en favor de la aprobación -sin enmiendas- de la Directiva.

De un grupo de 15 países con mayoría de gobiernos socialistas o centristas a finales del siglo XX, se ha pasado a una UE con 27 naciones y mayoría de la derecha, tradicionalmente más restrictiva y celosa de las libertades y los derechos civiles.

En 8 años, el panorama político y la representación cambió de forma tal que en el Parlamento Europeo la votación favorable a la norma estaba asegurada de antemano por el Partido Popular, los liberales y la derecha nacionalista, en contra de los socialistas, los verdes y la Izquierda Unida.

La Directiva tuvo un largo proceso en el entramado comunitario y es la primera -y apenas una parte- de la estrategia de asilo y migración común de la UE, que comenzó a diseñarse el 16 de octubre de 1999 en el Consejo Europeo de Tampere, en Finlandia.

"Hemos empezado con un paso amargo porque toca un ámbito muy sensible. Hablamos de inmigrantes clandestinos y es un tema muy duro para todos los que han llegado a la UE en esas condiciones", le dijo a BBC Mundo, el europarlamentario socialista español Javier Moreno Sánchez.

Pero hay otras normas en proceso que son más favorables; unas atacarán las redes de traficantes de inmigrantes irregulares y otras darán mayores garantías para los inmigrantes legales.

Historia escondida

¿Hubo entonces falta de visión política al aprobar la directiva?

"Es una decisión de estrategia y pragmatismo político porque si se hacían modificaciones, debía volver al Consejo de Ministros para aceptar las enmiendas, y se corría el riesgo de empantanar de nuevo la norma en una negociación de dos o tres años", explicó a BBC Mundo el europarlamentario liberal Ignasi Guardans.

Los registros comunitarios muestran que la política general de emigración de la UE se trazó en Tampere en 1999 pero los atentados del 11 de septiembre de 2001 frenaron el proceso de preparación y discusión de sus normas y sólo hasta el 5 de noviembre de 2004, el Consejo Europeo de La Haya (Holanda), dió vía libre al proceso.

Sin embargo estuvieron empantanadas debido a los intereses nacionales y el tema de la inmigración no hizo parte de las prioridades de la UE, a pesar de la insistencia del gobierno español.

Por ello, la Directiva del Retorno, que se refiere a inmigrantes ilegales, apenas fue presentada en septiembre de 2005 por la Comisión Europea -el ejecutivo comunitario- y las normas sobre migración legal en diciembre del mismo año.

Pero luego de casi tres años de discusiones y con la obligación de ser aprobada por el Parlamento dentro de la nueva figura de "co decisión política", fue aceptada por los ministros de Justicia e Interior este año.

"Hubo muchos cambios de gobierno en el camino, como en Francia y en Italia, que coincidieron cuando llegó a la recta final", explica el europarlamentario Javier Moreno.

Medidas futuras

La derecha europea se opuso a las enmiendas de la Directiva del retorno, que se procesó primero porque para la UE, la inmigración clandestina es un problema más complejo y difícil que la legal.

Pero en proceso hay más normas esenciales para consolidar la política europea de inmigración que deberán ser presentadas en el segundo semestre, cuando Francia asuma la presidencia de la UE.

Una de ellas, complementaria de la recién aprobada, establece sanciones penales a los empleadores de inmigrantes ilegales y busca atacar las redes de traficantes que se lucran con el negocio.

Sin embargo requiere mucha voluntad política para su aprobación porque hay muchos intereses y dinero en juego alrededor de esta norma, que está redactada en la Comisión Europea pero que no ha sido presentada al Consejo de Ministros.

El Reino Unido dio el ejemplo y desde noviembre de 2007 tiene leyes que multan con US$20.000 por trabajador, a las empresas que contraten ilegales y además prisión para sus directivos.

La intención de la UE es que el conjunto de normas reduzca el campo de posibilidades para los inmigrantes ilegales, eliminando el problema de que sean engañados, explotados y abandonados a su suerte por las redes de traficantes.

El toque francés

Está lista también otra directiva que establece el acceso a un permiso único de trabajo y de residencia dentro de la UE para los inmigrantes legales, que se reconocerá en los 27 países del grupo.

El presidente francés Nicolás Sarkozy ha anunciado públicamente que respalda un "Pacto Europeo de Inmigración", considerado restrictivo por varios analistas, dado que obligaría a un contrato de integración, al aprendizaje del idioma y además rechaza las regularizaciones masivas de inmigrantes ilegales como se hizo en España en junio de 2005.

Entre tanto, otra Directiva, conocida como la tarjeta Azul, ya está a consideración del Consejo de Ministros y establece las condiciones y garantías para los esquemas de migración altamente cualificada.

Los socialistas quieren que sus beneficios se extiendan a todos los trabajadores residiendo legalmente en la UE y que sea aprobada en el segundo semestre del año.

Y en ese sentido, la Comisión Europea prepara otras normas: una que fija una base común de derechos para todos los inmigrantes legales y otra que establece los derechos y garantías para trabajadores temporales, becarios y empleados que han sido trasladados por sus empresas a la Unión Europea.

Pero nuevamente los vaivenes de la política europea jugarán un papel clave y Francia, con un presidente de derecha, tiene ahora la palabra y la decisión.

(http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_7461000/7461864.stm)

lunes, junio 02, 2008

Francia, mayo 68: Cuarenta años después

Rodrigo Montoya Rojas
antropólogo y profesor
U. Mayor de San Marcos
Lima

UNO. El 22 de marzo de 1968 en la universidad de Nanterre, situada en la periferie norte de Paris, se inauguró una piscina de lujo muy cerca de un tugurio de gente pobre. Interrumpiendo la ceremonia, Daniel Cohn Bendit y un grupo de estudiantes llamaron la atención de las autoridades sobre la contradicción de mostrar el lujo reservado a los estudiantes y la falta de respeto y consideración por los pobres. En las manifestaciones que siguieron, los estudiantes informaron que en la universidad francesa los hijos de obreros representaban sólo alrededor del 10 % de los alumnos matriculados. Un no rotundo contra los privilegios cobró inusitada fuerza. Nadie tenía idea alguna de lo que comenzaba. Sólo era una protesta más. Los jefes respondieron defendiendo el principio de autoridad y pidieron que la policía reprima a los “revoltosos”. En medio de las protestas se formó el “Movimiento 22 de marzo”, con Cohn Bendit y sus compañeros. Ninguno de sus miembros era militante político de partido alguno; sólo expresaron su descontento, con fuerza y enorme convicción. En la Sorbona -la histórica universidad en el barrio latino, corazón del Paris histórico- los estudiantes se unieron a la protesta y expresaron su solidaridad con los rebeldes de Nanterre. El pequeño conflicto estudiantil comenzó a multiplicarse día a día hasta que el 7 ú 8 de mayo, no recuerdo con precisión, la policía reprimió con toda su fuerza y entró con sus caballos a golpear a los estudiantes dentro de la Sorbona. No había ocurrido nada parecido a eso en la historia de la universidad.

DOS. Todos los estudiantes de Francia protestaron en las calles expresando su solidaridad con los jóvenes de Nanterre y la Sorbona. En la noche del 11 de mayo se organizó una protesta en las calles del barrio latino. Miles de estudiantes tomaron las calles, con zapatillas, pañuelos y limones, por eso de las bombas lacrimógenas. La policía reprimió con toda su fuerza. En respuesta, los estudiantes levantaron barricadas con adoquines de las calles y lo que había a mano. Centenares de heridos fueron atendidos por asfixia y golpes. Desde las ventanas de los edificios, además de aplausos para los rebeldes, se les ofrecía sábanas húmedas para proteger los ojos y llorar menos. La solidaridad de todo el país con sus estudiantes, víctimas de una feroz represión policial se expresó de múltiples modos. Todas las organizaciones estudiantiles se declararon en huelga indefinida. Les siguieron los trabajadores, paso a paso, hasta que la Confederación General del Trabajo (CGT) ordenó una huelga general. En la tercera semana de mayo la ciudad de Paris estaba enteramente paralizada. Como no era posible caminar grandes distancias, para asegurar la continuidad del movimiento se formaron “Comités de Acción” en todos los barrios, articulándose alrededor de los mercados y reuniendo a trabajadores, estudiantes, profesores universitarios, amas de casa, empleados, profesores, artistas, migrantes de todas partes, mujeres, hombres, jóvenes, personas de tercera edad, adolescentes de colegios secundarios, prostitutas, homosexuales, transexuales. Como también los periódicos y las radios estuvieron en huelga, cada Comité de acción desplegó en las pancartas de las calles toda su imaginación, estaba permitido pedir todo y decir lo que cada uno o una quisieran:

“Seamos realistas, pidamos lo imposible”, “La imaginación al poder”, “Prohibido prohibir”, “Decretamos el estado de felicidad permanente”, “Nuestra esperanza no puede venir sino de aquellos que en este momento no tienen esperanza”, “Cuando el dedo muestra la luna, el imbécil mira el dedo”, “Un hombre no es estúpido o inteligente; es libre o no lo es”, “Francia para los franceses: ese es un lema fascista”, “Hagamos el amor y no la guerra”, “las barricadas cierran la calle pero abren el camino de la revolución”, “El poder está en las calles”.

La rebeldía estudiantil fue saludada por intelectuales y artistas. Cómo no recordar al filósofo y escritor Jean Paul Sartre, vendiendo en las calles del barrio latino ejemplares del periódico “La cause du peuple”, La causa del pueblo, que él dirigió junto con los estudiantes de Nanterre y de la Sorbona. Cómo no recordar que las masas en la calle gritaban “todos somos judíos alemanes” en abierta solidaridad con Daniel Cohn Bendit, el pelirrojo estudiante alemán. Cómo no recordar a Paul Henry Chombart de Lawe, sociólogo, director de mis estudios de doctorado en sociología, feliz en su Comité de Acción con energías renovadas después de su lucha en la resistencia francesa contra los alemanes y la defensa de los derechos humanos en el mundo entero.

TRES. En el primer día la protesta fue por el lujo de una piscina; un mes después, con el país en huelga general, se cuestionó el poder, la naturaleza misma de la sociedad francesa de entonces y se produjo un vacío de poder que nadie había previsto El general Charles De Gaulle, héroe de la resistencia francesa con los alemanes de Hitler y presidente de la República, no supo qué hacer. A fines de mayo, no era habido. Secretamente, fue a Alemania para negociar con sus generales y oficiales -instalados para vigilar la ciudad de Berlín, entonces dividida por el muro- su apoyo para intervenir con su fuerza militar y tratar de recuperar el poder. El general dio un discurso al país y convocó a elecciones generales. Hizo lo necesario para arrancar a la política de las calles y devolverla a las urnas. La intervención militar era probablemente su plan B si su pedido era rechazado.

CUATRO. Las calles habían sido ganadas, la huelga general indefinida estaba en la plenitud de su fuerza, millones de rebeldes se sentían, nos sentíamos, al borde de la victoria. Visible e innegable era el vacío de poder. La gran rebelión tuvo un carácter eminentemente espontáneo. No hubo organización política alguna ni ningún líder capaces de “controlar” el movimiento. Carecía de sentido un “comando bolchevique” con esa pretensión. Se trataba de un estallido general, extraordinario, que liberó las ganas inconscientes de libertad de millones de personas. Una especie de bola de nieve rodando y creciendo a gran velocidad. Porque el fenómeno era así, la palabra anarquía fue usada con gran frecuencia para tratar de entender lo ocurrido. Pero era mucho más que un simple movimiento de anarquistas, comunistas, maoístas, troskistas, pre-verdes, católicos, protestantes, agnósticos, ateos o marginales de todo tipo. Lo original fue que el movimiento envolvió a todas las tendencias en la misma protesta, al mismo tiempo, con una unidad de acción plena, dejando de lado las diferencias. Todos los discursos llamando a la unidad antes de mayo 68 en Francia, habían servido para muy poco o para nada porque las diferencias tenían mucho más peso que los pequeños acuerdos, salvo los casos del Frente Nacional de 1936 y la fantástica Comuna de Paris en 1871. En el movimiento del mayo francés de 1968, la unidad se produjo en la práctica, sin que nadie la pidiera, pero duró muy poco. Mientras duró fue una experiencia política maravillosa. La revolución que tanto quisimos, el sueño utópico del socialismo como sinónimo de libertad y justicia al mismo tiempo, parecía que estaban al alcance de las manos y hasta tenía algún sentido suponer que unas semanas después, en julio, podría celebrarse la victoria.

CINCO. La ilusión duró poco. En 1968, estaba en boga la llamada guerra fría: Estados Unidos y la Unión Soviética tenían sus áreas de influencia. Francia era parte de Europa occidental y el Partido Comunista Francés era la organización más importante de la izquierda en el país. Tenía el control de la Centra General de Trabajadores, CGT. Del mismo modo que ese partido propuso la huelga general indefinida de 10 millones de trabajadores, propuso también detener la huelga y aceptar el desafío de ir a las elecciones. Entre los planes del Partido Comunista Francés de entonces, la toma del poder no era un punto de agenda. Tampoco la Unión Soviética quería alterar el orden establecido en Europa después de la segunda guerra mundial. Ya sabemos que los partidos comunistas del mundo entero tenían como principal tarea defender el llamado socialismo de la URSS, su “madre patria”. Tal vez otra podría haber sido la historia de Francia y de Europa si el Partido Comunista Francés y la Central General de Trabajadores hubieran decidido mantener la huelga general. Prefirieron cambiar la extraordinaria movilización de masas por el callado voto individual en una urna. Miles de personas vimos en las fábricas de Paris a obreros comunistas romper sus carnets del partido y de la central sindical cuando se dio la orden de terminar la huelga general. El resultado fue muy simple: ganó la derecha y perdieron todas las fuerzas de izquierda. Georges Pompidou, primer ministro del general De Gaulle, fue elegido presidente y el Partido Comunista Francés tuvo una gravísima derrota. No pudo recuperarse después de ese fracaso. Otra vez en la historia los compromisos entre las grandes potencias fueron más importantes que las luchas nacionales. En 1945 los comunistas griegos debieron haber tomado el poder por la fuerza que tenían, pero ese cambio no estaba en los planes de la Unión soviética.

SEIS. En las grandes batallas políticas, las victorias y derrotas tienen muy serias consecuencias. Después del sueño francés de 1968, la derecha recuperó su antiguo poder e hizo los cambios necesarios para no arriesgarse a perderlo. No hay razón alguna para no pensar que la potencialidad de la Unión Europea tiene algo o mucho que ver con aquella rebelión. Consolidar un bloque europeo tiene la virtud de colocar los intereses nacionales de los países miembros en un segundo plano. Por su parte, el bloque de izquierdas volvió a privilegiar las grandes diferencias del pasado. El Partido Comunista Francés no es sino una sombra del pasado.

SIETE. A pesar de la derrota, la gran rebelión de mayo 68 en Francia sirvió para acercar el sueño utópico a la realidad, para pensar la libertad en general sin ataduras partidarias, para desplegar las fuerzas libertarias y afirmar el derecho a la diferencia y todo tipo de diferencias, para colocar los temas ambientales en la agenda política, para que las diferencias entre hombres y mujeres se reduzcan sustantivamente. Las ideas de Simone de Beauvoir para afirmar el feminismo, propuestas veinte años antes, empezaron a florecer. No olvido una imagen preciosa de una pareja de enamorados de una residencia universitaria en Paris, estirándose desde dos ventanas en el pabellón que separaba a hombres y mujeres, para darse un beso disfrutando de su nueva libertad conquistada.