miércoles, septiembre 27, 2006

Colombia: el conflicto armado y los niños

(La convivencia y los conflictos al paso de los niños de Belén de los Andaquíes)

Laura García
Investigadora CINEP


Felipe es grande para estar en primero. Grande y fuerte. Le tocó llegar a repetir curso después de haber empezado la primaria en el Putumayo, porque a su mamá y a él los sacaron corriendo para Caquetá. Cuando pararon, en Belén de los Andaquíes, en el colegio no le valieron los meses que ya había hecho. Igual, todavía no sabía leer.

Los compañeros de Felipe le decían el guerrerito, porque se agarraba a golpes para defender a un par de niños más pequeños de las burlas del resto del curso. Felipe les cascaba a todos, a sus protegidos también. Con el tiempo, su sobrenombre se volvió el guerrillerito. Felipe se ponía bravo al principio, pero después ya no. Si le dijeran el paraquito o el tombito sería lo mismo.

Parece como si el curso donde está Felipe lo hubieran hecho con niños que llegan a las carreras. Están los que se detienen ahí después de ser desplazados, los que son echados de sus casas todas las mañanas para que vayan a desayunar a la escuela y corren entre los muros de la Alcaldía que promocionan el uso de condones; los que resultaron del paso de los diferentes actores armados como consecuencia indirecta de la preparación, apogeo y desmonte de la zona de distensión. Entre cinco y nueve años atrás. Esos años de paso tienen cara de niño ahora.

Uno: vínculos de paso

Para el Departamento Nacional de Estadística de Colombia, el poblamiento de Caquetá está marcado por la sucesión de colonización, conflicto y migración. Después de una colonización relativamente estable entre los años ochenta y mediados de los noventa, la llegada de la economía cocalera desencadenó el más reciente proceso de conflicto y migración. Algunos llegaron para sembrar; otros para incorporarse al movimiento económico como raspachines, cocineras o comerciantes.

A este paso de personas se suman los desplazados por fuerza del conflicto. De acuerdo con el informe de la Diócesis de Florencia 1999 - 2004, se trata de unas catorce mil personas, sólo en el sur del departamento. Con el fin de las negociaciones entre el gobierno y la guerrilla (2002), Belén se convirtió en el tercer receptor de población desplazada de Caquetá. Las migraciones de este período pueden atribuirse a las acciones del avance paramilitar. Pero la mayoría de las veces, era la guerrilla la que exigía el desplazamiento. Para entonces, Belén era también uno de los municipios con mayores índices de embarazo adolescente del país (21 por ciento).

Lo que tenía en común toda esta gente de paso, migrantes forzados o voluntarios, actores armados de cualquiera de los bandos y de cualquier edad, era un sentimiento de desconfianza e inestabilidad que sacudió también los valores de los habitantes más antiguos.

“Tanto el influjo de la sociedad como la rigidez de las instituciones han agredido una generación de niños de forma que ellos no sólo toleran la guerra sino que la han incorporado a su percepción íntima.”

Así, en los últimos cuatro años de Belén de los Andaquíes, la agricultura ha perdido valor ante una ganadería de ganancia más fácil y mostrona, tan hábil para mantenerse dentro de lo legal como para hacerse a las modas de los nuevos ricos de la nueva economía. Pero saber de la tierra no alcanza para comprar esas cosas. Felipe repasa esa lección todas las mañanas cuando su mamá le grita que prefiere volverse al Putumayo a seguir aguantando hambre y humillación en ese pueblo. En cualquier pueblo.

Dos: los niños de Belén: ¿hacia dónde caminar?

La profesora de Felipe todavía tiene encima del escritorio el primer reporte de notas de 19 niños del curso, incluido él. Es que, a pesar de que ya ha habido cinco reuniones de padres este año, nadie ha venido a reclamarlos.

Lo que ella piensa es que se trata de los mismos estudiantes que tienen problemas de aprendizaje, se golpean, se amenazan y se escupen. Pero lo que ellos piensan, de acuerdo con una encuesta que respondieron 67 niños de escuelas primarias del municipio, es que son muchas cosas las que se aprenden de los adultos, aunque no estén directamente ahí.

… ¿seguir los pasos de los adultos?

Desde afuera, parece como si la agresión fuera la única forma de relacionarse. En la entrevista, el 36 por ciento de los niños dijo que ha visto a los adultos darse de golpes por lo menos una vez cada quince días. Además, el 46 por ciento ve que les pegan a los niños una o dos veces en ese mismo tiempo. Por eso, para Felipe está bien golpear a sus “protegidos”. Es la única forma que sabe para demostrarles que “está del lado de ellos”.

Según las creencias que están aprendiendo, es útil mantener una convivencia violenta. El 83 por ciento de los niños de Belén piensa que ver peleas entre compañeros es divertido y que está bien pelear para defender un amigo. Para la mitad de ellos la agresión, aunque es mala, sirve para conseguir lo que uno quiere. A medida que los niños son mayores, es más frecuente que piensen que está bien pegarle a alguien si esa persona le pegó a uno primero y que no importa lo que se tenga que hacer para conseguir lo que uno quiere: todos los niños de cuarto de primaria están de acuerdo con esto.

Muchas de estas creencias se practican en el salón de clase. El 64 por ciento de los niños del casco urbano han visto intimidación entre sus compañeros. Para los que estudian internos en zonas rurales, la intimidación ha pasado del 63 al 100 por ciento de tercero a cuarto de primaria. Los de primero, compañeros de Felipe, recuerdan a un niño que les quitaba la comida en el recreo amenazándolos con un chuzo de alambre que escondía entre el tubo de un kilométrico viejo. Alcanzó a raspar a algunos. Pero se fue antes de Semana Santa porque, según su papá y él, “acá no se levanta es nada”.

El 38 por ciento de los niños de tercero dice que ha visto que tratan mal a otros niños por su forma de hablar o vestir, y todos sus compañeros de cuarto año están de acuerdo en que en su salón se discrimina siempre. Respecto a la exclusión, la mitad de los niños entrevistados en todo el municipio dice que, por lo menos una vez a la semana, sus compañeros dejan de lado a alguien o le impiden participar.

Pero no todas las creencias que vienen de fuera se repiten dentro del salón. El 77 por ciento de los niños de tercero dice que nunca ha visto que sus compañeros puedan resolver problemas sin darse de golpes, pero el 75 por ciento de cuarto dice que eso pasa por lo menos una vez cada quince días. El 63 por ciento de los niños del grado tercero ha visto que sus compañeros se ayudan; en cuarto grado, esta proporción asciende al 75 por ciento.

…¿o meterse entre los zapatos del otro?

Aunque el 81 por ciento de los estudiantes dice que se siente bien cuando está bravo con un niño y ve que ese niño se cae, es posible decir que los niños de Belén tienen una mayor disposición a “ponerse en los zapatos del otro” de lo que cabría esperar por las creencias sobre la violencia que los rodean.

Para ellos, sus compañeros son niños que juegan fútbol, que gritan en el salón, que comen naranjas y adoran ir al río, las mismas acciones que ellos mismos prefieren. Una pequeña proporción –el 17 por ciento- comienza a identificar a sus pares como personas con las que se encuentran todos los días para convivir.

La mitad de los estudiantes reconoce que no sabe qué siente una niña con la que nadie quiere jugar, pero el 92 por ciento dice que se siente triste al verla; el 89 por ciento dice que se siente bien cuando le dan un regalo a un niño que no conoce y el 97 por ciento dice que puede sentir alegría cuando a los demás les va bien. El 83 por ciento de ellos trata de darse cuenta de lo que sienten otras personas, y el 67 por ciento trata de imaginarse qué siente otro cuando lo critican.

Además de ponerse en zapatos ajenos, la empatía es una disposición a mirarse por dentro. Y de las propias emociones, la más fácil de ver es la rabia. El 83 por ciento de los niños la identifica en la relación con sus hermanos. Pero no pasa lo mismo respecto a los adultos. Al preguntar qué sienten si un mayor los grita, el 77 por ciento responde cosas como “es que ellos sí pueden”, sin identificar un sentimiento propio. Lo mismo pasa con las emociones positivas: cuando se habla de qué siente uno si le dan un regalo, el 75 por ciento de los niños dice cosas como “le dan a todos menos a mí” o “es que no se puede porque somos pobres”.

Tres: hay que correr

La profesora de Felipe dice que, a pesar de ser el montador del curso, siempre la sorprende a ella y a sus compañeros: cuando tienen mucha sed y él no tiene rabia, les regala naranjas. Ella considera que para mejorar la convivencia en su grupo hay que estimular el reconocimiento de los sentimientos propios y ajenos, además de romper las creencias que justifican la violencia.

Felipe y sus compañeros han trabajado con una herramienta que actualmente experimentan 60 maestros de Caquetá con el apoyo de CINEP y el Ministerio de Educación (la Maleta Pedagógica de Educación para la Paz). Desafortunadamente, no es posible saber si ahora en su vida hay más puños que naranjas: Felipe y su mamá se fueron de Belén de los Andaquíes en junio.

La profesora de Felipe ha visto a muchos como él durante los años de conflicto armado que ha pasado enseñando en Caquetá. Tanto el influjo de la sociedad como la rigidez de las instituciones han agredido una generación de niños de forma que ellos no sólo toleran la guerra sino que la han incorporado a su percepción íntima.

Ya no se trata sólo de justificaciones ideológicas o por el control del territorio; la violencia es una forma de vida aprendida que va con nosotros a donde vamos. Y la educación debería estar en capacidad de responder a esa nueva violencia itinerante, de alcanzarla en donde esté.

La habilidad para generar respuestas se traduce en herramientas pedagógicas: estrategias de convivencia que vayan a donde van los niños y sus familias. A ello se suma una necesidad de continuidad, un ejercicio de interpretación de la historia reciente que incorpore docentes, padres y todo tipo de personas.

Este sería un paso importante para una formación ciudadana que aproveche el desempeño por competencias dentro del aula para ponerse en contacto con la realidad. La construcción de un proyecto colectivo de convivencia para los niños debe apoyarse en el potencial de aprendizaje de toda una comunidad y dar cuenta de las posibilidades, los rasgos culturales, las historias particulares y el desarrollo en cada región.

Ficha técnica

Esta encuesta es parte de la evaluación practicada a 270 niños de 7 municipios de Caquetá (Belén de los Andaquíes, Florencia, Paujil, Morelia, Montañita, Doncello y San José del Fragua) como apoyo de CINEP y el Ministerio de Educación Nacional al pilotaje y puesta en marcha de la Maleta Pedagógica de Educación para la Paz en todo el departamento.
Diseño, aplicación e interpretación de la encuesta: Gloria Inés Rodríguez, Laura García - CINEP

Cursos evaluados por escrito:

Tercer grado casco urbano (Institución Educativa Gabriela Mistral). Grados tercero y cuarto internado rural (Institución Educativa San Luis).

Cursos evaluados de forma oral: Primer grado casco urbano, segundo grado internado rural.

Total niños evaluados:

67 (32 por escrito, 35 de forma oral).


Actialidad Colombiana, Edición No. 438 septiembre 25 - octubre 9, http://www.actualidadcolombiana.org/boletin.shtml?x=1680

lunes, septiembre 25, 2006

Europa, ¿primer mundo?

Frei Betto
religioso dominico


¿Europa Occidental ya alcanzó el techo de su bienestar? ¿Cuál es el futuro de un viejo continente que ya no produce ciencia y tecnología y transfiere sus industrias a países pobres en que la mano de obra es más barata? La impresión es que Europa se estancó. Que sólo se preocupa por preservar su confort. Que perdió la ilusión de la utopía, el vigor intelectual, la densidad de la fe. ¿Qué se hizo de los valores cristianos en esa sociedad que exalta la competitividad por encima de la solidaridad, y que invierte millones en biogenética y cosméticos, indiferente al sufrimiento de cuatro mil millones de seres humanos que, según la ONU, viven por debajo de la línea de la pobreza?

¿Por qué causan tanto miedo los inmigrantes? ¿Son terroristas en potencia? ¿Quién colonizó sus tierras y chupó sus riquezas minerales y naturales, dejando tras de sí un rastro de miseria y dolor? ¿Por qué Europa Occidental mira a América latina a través de la óptica del prejuicio? ¿Chávez y Morales no fueron elegidos, como Lula, democráticamente? ¿Por qué ustedes, los europeos, no se levantan contra el bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba y el uso de la base naval de Guantánamo como cárcel clandestina de supuestos terroristas?

¿Por qué los templos católicos europeos parecen acoger más turistas que fieles? El futuro del cristianismo ¿estará acaso en movimientos que exigen al fiel privarse de su conciencia crítica, abrazar el puritanismo y una espiritualidad típica de fermento fuera de la masa? ¿Por qué se movilizan tantos europeos contra enfermedades (sida, cáncer…), accidentes (de tránsito y de trabajo) y violencias (terrorismo, guerra, homicidios…), pero se muestran indiferentes ante el principal factor de muerte precoz, el hambre?

¿Por qué los europeos parecen preferir la seguridad a la libertad, y son tan condescendientes con la política agresiva del gobierno de los Estados Unidos, que busca la paz mediante la imposición por las armas? ¿Por qué no prefieren la propuesta de Isaías, de construir la paz como fruto de la justicia (32,17)?

¿Qué futuro desean los cristianos europeos para Europa y para el mundo? ¿El perfeccionamiento del sistema capitalista u “otro mundo posible”? ¿Qué signos se dan hoy de solidaridad efectiva de los cristianos europeos con los pobres de África, de Asia y de América Latina?


Raíces indígenas

Es un error considerar América a partir de los últimos 500 años. Más que los vestigios dejados por la colonización ibérica, es el pasado de Amerindia lo que mejor traduce nuestra identidad. Relegar al olvido las raíces indígenas de América es una manera cínica de tratar de encubrir el genocidio cometido por la empresa colonizadora. Si hay una realidad trágica en la que cabe emplear acertadamente el término “holocausto” es en América. Durante el primer siglo de la colonización fueron asesinados millones de indígenas. En nombre de la civilización y de la fe cristiana…

En el mensaje de los obispos del Brasil con ocasión de los 500 años de evangelización, ellos reconocen que “la nación brasileña no puede identificarse sólo con sus últimos 500 años de historia. Cuando llegaron aquí, los portugueses encontraron habitantes en estas tierras, una multiplicidad de pueblos, de orígenes y de lenguas diversas”.

“Los pueblos indígenas tuvieron una influencia importante y activa en la formación del pueblo brasileño, aunque ella sea poco conocida y reconocida por la mayoría de los brasileños de hoy, que aún a veces todavía mantienen una actitud despreciativa hacia los indios. Por el contrario, queremos recordar y reafirmar: hace ahora 500 años que el Evangelio de Jesucristo llegó a nuestras tierras. Pero ya había una presencia del Dios vivo entre los pueblos que habitaban aquí. El mensaje cristiano iluminó más claramente los signos de la presencia de Dios en las criaturas y reforzó, por la ley del amor fraterno, la conciencia moral y las virtudes tradicionales de los pueblos indígenas”.

“Mucho más graves que las dificultades que todavía hoy persisten en lo tocante al reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas son las violaciones de esos derechos realizadas por los “conquistadores” lusitanos, llegando al exterminio de una parte relevante de dichas poblaciones”.

El etnocentrismo europeo, todavía ahora, impide que América sea reconocida en su identidad, en su cultura, en sus valores. Hubo, desde luego, excepciones laudables, como Bartolomé de las Casas, Antonio de Montesinos, Pedro de Córdoba, Padre Vieira y otros. Pero la postura de éstos da la impresión de que es poco comprendida por los europeos y por aquellos que, en América, tienen una mentalidad europeizada.

En el siglo 16 Europa ya había asimilado a Aristóteles y, en efecto, había puesto fundamentos racionales a la teología (Tomás de Aquino) y a la política (Maquiavelo). Como todo punto de vista es la vista a partir de un punto, los europeos encararon su actuación en el Nuevo Continente mediante la óptica del prejuicio. No fueron capaces de captar la consistencia y la profundidad del saber indígena, las dimensiones teológica y pastoral de sus creencias, los avances civilizatorios (comparables a los europeos) de las comunidades urbanas. Lo diferente apareció como divergente, lo extraño como amenazador, lo inusitado como maldición. Hasta el punto de que los teólogos europeos se llegaron a preguntar si los indígenas tenían alma, para así justificar el genocidio (Ginés de Sepúlveda), pues se sabía que practicaban el canibalismo.

Ahora bien, en Francia, el día de San Bartolomé de 1572, Jean de Léry, que vivió en Brasil entre 1556 y 1558, presenció escenas de canibalismo que superaba lo que había visto entre nuestros indios. En su Histoire d’un voyage fait en la terre du Brasil, publicado en 1578, describe haber presenciado subastas, en Lyon y en Auxerre, donde se vendía el sebo humano y el corazón asado a las brasas de las víctimas protestantes del fundamentalismo católico…

Al menos la antropofagia de los indios era un ritual. Por lo cual escribe: “Lo que se practica entre nosotros… En buena y sana conciencia creo que exceden en crueldad a los salvajes… Entre otros actos de horrenda recordación, ¿no fue el sebo de las víctimas masacradas en Lyon mucho más bárbaramente que lo que hacían los salvajes, vendido en pública subasta y adjudicado al mejor postor? El hígado y el corazón, y otras partes del cuerpo de algunas personas, ¿no fueron comidos por furiosos asesinos, de lo que se horrorizan los infiernos? … No abominemos mucho, pues, de la crueldad de los salvajes antropófagos”.


¿Europa civilizada?

Se habla del atraso de América latina, de la pobreza que condena a una vida indigna a cerca de 200 millones de habitantes, de un total de 500 millones, de las masacres de campesinos en Guatemala y de los niños de la calle en Brasil. ¿Pero qué representa eso ante la mortandad de las dos grandes guerras mundiales, que tuvieron a Europa como escenario, el lastre de miseria y genocidio dejado por los europeos en sus excolonias de África, o las actuales relaciones comerciales injustas entre el Norte y el Sur del mundo?

No hay nadie más culto que otro, enseña Paulo Freire. Existen, sí, culturas distintas, paralelas y socialmente complementarias. El saber de un teólogo es un patrimonio tan importante como el de una cocinera. La diferencia está en que la escolaridad del primero le otorga una excelencia que el prejuicio social niega a la mujer de la cocina. Sin embargo es bueno recordar que ella es capaz de vivir sin el saber del teólogo, pero éste no sobrevive sin la cultura culinaria de ella…

Hay otro principio pedagógico que Europa no ha sido capaz de absorber: la cabeza piensa donde pisan los pies. O sea, el mismo ojo teológico no enfoca del mismo modo la misma realidad, si mantiene los pies en el mundo del colonizador o en el mundo del colonizado. Las Casas quizás no hubiera sido capaz de reconocer la dignidad de los indígenas si de adolescente no hubiese convivido en Sevilla con el indicito que su padre, piloto de Colón, le trajo como regalo del Caribe…

El eurocentrismo es la enfermedad senil de una cultura que se apartó de la realidad y, por tanto, cuyo universo está colocado por encima de la vida real. Fue en la Alemania de Kant, de Beethoven y Einstein donde Hitler encontró el caldo de cultivo que desembocó en las atrocidades del nazismo. Portugal tuvo a Salazar, Italia a Mussolini, España a Franco: todos ellos con las bendiciones cómplices de la Iglesia Católica. Y hoy, ¿puede decirse que Europa Occidental es el espacio por excelencia de la democracia? ¿Por qué Europa mira con tanta suspicacia a Cuba -cuyos avances en salud y en educación fueron elogiados por Juan Pablo II en su viaje de 1898-, así como a los gobiernos de Chávez, en Venezuela, y de Morales, en Bolivia, apoyados por una amplia mayoría de la población? Tony Blair, con su respaldo a la agresión imperialista de Bush -en Afganistán, en Irak y en el Líbano- ¿es ejemplo de democracia? Y la indiferencia de los gobiernos europeos ante el deterioro de las condiciones sociales, económicas y políticas de África, ¿es ejemplo de democracia? ¿Cómo hablar de democracia cuando los extranjeros son considerados intrusos y los musulmanes terroristas virtuales? (Traducción de J.L.Burguet)

miércoles, septiembre 13, 2006

Preparando la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano

José Aldunate Lyon sj
Profesor de Moral, Chile


Don Manuel Larrain, obispo de Talca, fue el que genialmente tuvo la iniciativa de juntar al Episcopado de centro y Sudamérica para reflexionar y enfrentar los problemas comunes de este sub.-continente. En esto se adelantó a sus tiempos. Fue en Río de Janeiro en 1958 que se tuvo la primera reunión antes del Concilio Vaticano II (1962-5).

Recién en el Concilio se ordenó la celebración de estas Conferencias episcopales y se les otorgó el peso y autoridad que ahora tienen. El Concilio, sin desmedro de la primacía papal, se aplicó a determinar la autoridad de los obispos y estableció que ésta rebalzaba los límites de sus respectivas Diócesis y que deben asumir una responsabilidad más colectiva en sus regiones y aún, a través de los concilios ecuménicos, en toda la Iglesia.

Con esto quedó plenamente consagrada la idea de Monseñor Manuel Larrain de reunir periódicamente a los obispos en un período de 10 años, esa era la idea original compartida con don Helder Cámara. Y con el tiempo se han realizado la II Conferencia de Medellín en 1968, la III de Puebla en 1979 y la IV de Santo Domingo en 1992.

Si queremos preparar la V Conferencia es importante conocer los pasos que se han dado, los logros, también los obstáculos y las deficiencias que se ha sufrido.

La Conferencia de Río de Janeiro

Tiene la importancia de haber sido la primera reunión y efectuada antes del Concilio que definitivamente la institucionalizó. No tuvo mayor novedad ni dejó documentos de relieve.

La Conferencia de Medellín

Quería ser la aplicación del Concilio para Latinoamérica y el Caribe. Se hallaba bajo el signo del Concilio pero también bajo el signo de la América morena. Aquí recién se había formulado una teología, la teología de la liberación. Esta teología tenía antiguas raíces en Bartolomé de las Casas desde los albores de la Conquista española. Pero el teólogo Gustavo Gutiérrez la formuló genialmente en su libro “teología de la Liberación” poco antes de la Conferencia, y teólogos de esta línea influyeron en las conclusiones finales.

Esta teología partía no de principios abstractos sino de la realidad del Sub-Continente, una realidad de pobreza en todas las acepciones de esta palabra y buscaba cuál seria el papel de la Iglesia frente a esta situación. Por de pronto se derivaba de ella la “opción por los pobres”. Era la opción misma de Cristo en los evangelios.

La Conferencia de Puebla

A 10 años de Medellín había que preparar una nueva Conferencia. Se atrasó un año para poder tener la presencia del nuevo Papa Juan Pablo II. Hubo tensiones en esta preparación. Monseñor López Trujillo, secretario del Celam y los delegados romanos procuraron excluir a los teólogos de la liberación. Pero hubo grandes obispos-teólogos (entre ellos Oscar Romero de El Salvador) y pese a algunas incoherencias, se confirmó la línea de Medellín y por tanto la “opción por los pobres”. Asimismo, se continuó con el método de reflexión que parte del análisis de la realidad y que ya había sido asumida por el Vaticano II en Gaudium et spes. Tengamos en cuenta que por ese tiempo y sobre todo con el nuevo Pontífice, la teología de la Liberación estaba en Roma bajo severo. Monseñor López Trujillo, secretario del Celam, sostenía que esta teología llevaba el sello del marxismo.

En la década siguiente, se mantuvo en Roma la desconfianza frente a los postulados de la teología de la Liberación también una preocupación por controlar la Iglesia latinoamericana. En el pensamiento vaticano las iniciativas eclesiales de alcance político estaban reservadas al Papa. Esto explica la preparación y desarrollo de la IV Conferencia tenida en Santo Domingo.

La Conferencia de Santo Domingo

Se quiso también celebrar el V aniversario de la llegada de Cristóbal Colón a América recordándola como la llegada del Evangelio al nuevo Continente. Vino el Papa. Se caracterizo por los rígidos marcos doctrinales y funcionales impuestos desde Roma bajo la presidencia del Cardenal Jorge Medina. Se impuso un método deductivo de reflexión, abandonando el realismo del “ver, juzgar, actuar” usado en las Conferencias anteriores. Los obispos rechazaron el Documento preparatorio. Fue difícil llegar a un Documento final. El obispo brasilero Almeida salvó finalmente la situación.

Han pasado 15 años sin que se hubiera convocado a una nueva Conferencia General. Parece que Juan Pablo II era partidario de los Sínodos que son reuniones más simples y normalmente presididas por la autoridad vaticana, quién se encarga de formular los marcos de los debates y las conclusiones.

Esta V Conferencia iba a verificarse en Roma, pero el Cardenal Francisco Javier Erràzuriz, como presidente del Celam, obtuvo del nuevo Papa Benedicto XVI el que se celebre en América, en el Santuario Mariano de Aparecida -Brasil- a petición del Papa


II.- El Documento Actual

El Celam ha confeccionado un “Documento de Participación” precisamente para suscitar la participación de los fieles de esta región en la elaboración de un Documento último que sería presentado a los obispos participantes del evento como base de trabajo y discusión.

Daré una cuenta muy sumaria de este Documento recomendando la lectura del texto editado por la librería pastoral de la Cech, ubicada en Echaurren 4 / 5º piso. El encabezamiento del “Documento de Participación” dice así: “Hacia la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe”. “Discípulos y Misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en El tengan vida” (Juan, 14,6). Este es precisamente el tema de la Conferencia, propuesta por el Celam y aceptada por el Papa. Y a continuación entregamos a nuestros lectores el sumario del Documento:

I. El anillo de Felicidad, de Verdad, de Fraternidad y de Paz.

II. Desde la llegada del Evangelio a América Latina y el Caribe vivimos nuestra fe con gratitud.

III. Discípulos y Misioneros de Jesucristo.

IV. Al Inicio del Tercer Milenio.

V. Para que nuestros Pueblos en El tengan Vida.


III Comentario General

Me parece muy interesante el enfoque que se propone dar a la V Conferencia, la de preparar una misión general en el Continente. Así la Conferencia asume un carácter pastoral, como el Concilio Vaticano II en “Gaudium et spes” y no dominantemente doctrinal. Su objetivo es la praxis ante la situación de los pueblos de Latinoamérica y el Caribe. Como diría Pablo VI “pasar de condiciones menos humanas a condiciones más humanas”.

En esta perspectiva, pienso que el capítulo IV es el principal. En él se hace un severo análisis de la situación del Continente a la luz de un humanismo cristiano. Con razón se incluye dentro de la lacra de la pobreza, no sólo la carencia económica e inequidad, sino también la miseria moral, la corrupción, la adicción a la droga y al alcohol, el secularismo y abandono de la fe cristiana.

Pienso que hubiera sido tal vez mejor partir de este análisis y de sus causas para buscar las respuestas más adecuadas. Estas situaciones son signos de los tiempos y verdaderos lugares teológicos que nos indican cuáles deben ser nuestras acciones pastorales.

Esta pastoral por supuesto ha de ser siempre un discipulado y seguimiento de Cristo. Lo desarrolla muy bien el capítulo II. Pero explicitaría más que este seguimiento de Cristo está condicionado por el contexto actual en que debe verificarse. El padre Alberto Hurtado se preguntaba siempre ¿qué haría Cristo en mi lugar?

Tendría por tanto en cuenta -tal vez más de lo que lo hace el Documento- las condiciones de la “Modernidad” tal como se empeñó en hacerlo el Concilio II con su “aggiornamento”. Particularmente, para América Latina los imperativos de un sano ecumenismo y aún del diálogo inter-religioso también hemos de valorar muy especialmente las exigencias universalmente reconocidas de los derechos humanos y de la democracia. Tener en cuenta que tenemos obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos e innumerables laicos que han dado sus vidas por estos valores sintiendo que luchando por la humanidad estaban siguiendo a Cristo.

Es hermosa la imagen de la Iglesia que va peregrinando en la historia y más particularmente aportando el Evangelio a este nuevo mundo. Pero aquí apreciaría un mayor reconocimiento de los errores y abusos que acompañaron estos procesos y asimismo un mayor reconocimiento de lo que la Iglesia ha recibido en los tiempos modernos de humanismo, derechos humanos y democracia.


IV. Algunas Sugerencias Adicionales

1.- Creo que “hacer la paz” sería un gran tema que demanda una acción colegial de nuestro episcopado. Implica:

a) Trabajar una cultura de paz y benevolencia en las naciones de la región, deshaciendo prejuicios y odiosidades existentes.

b) Activamente propulsando concesiones, convenios, colaboraciones y la resolución pacífica de los conflictos.

c) Cooperar a la integración de nuestros países en lo económico, político y social favoreciendo lo positivo que abre el proceso de la globalización.

d) No solamente oponerse resueltamente a todo armamentismo sino propulsar el desarme universal y el fin de toda guerra y de toda institución propiamente militar.

2.- Deberá reafirmarse muy solemnemente la opción por los pobres, no como una simple “opción preferencial” a otras opciones, sino como la opción que verificará la autenticidad de nuestra caridad por el prójimo. Si no amamos efectivamente al pobre como lo hizo el Samaritano del Evangelio, vana es nuestra caridad y vano es nuestro mismo amor a Dios. Aquí nuestros obispos han de ser muy claros en su declaración y después, por supuesto, en su obrar.

3.- Solicitamos, finalmente, una declaración de parte de la V Conferencia de apoyo y reconocimiento de tantos obispos, sacerdotes, religiosas y laicos que han defendido con una acción justa y no violenta los derechos humanos y la recuperación de la democracia frente a los abusos del poder, aún entregando sus vidas por defender a sus hermanos. Se podría hablar de una nueva forma de martirio, el martirio de los derechos humanos y los derechos del pueblo con que las Iglesias de América Latina y el Caribe han mostrado su compromiso cristiano. “Nadie tiene más amor que el que entrega su vida por su amigo” dijo Jesús. Y aquí no podrá silenciarse el nombre de Oscar Arnulfo Romero, Arzobispo de San Salvador, martirizado en 1980.

lunes, septiembre 11, 2006

Proclame su independencia

Frei Betto
religioso dominico


Sepa que la mayoría de hombres y mujeres no son independientes. Carecen de vuelo propio. Cual moluscos adheridos a la piedra, son incapaces de soltarse y zambullirse en la vastedad del mar. Creen que están impidiendo que la piedra se precipite al agua y de ese modo permanecen toda su vida encadenados a un peso que los aprisiona, que, sin embargo, no forma parte de ellos.

La piedra son los prejuicios que les impiden mirar su propia alma. Se contemplan en los ojos ajenos, tienen de sí mismos una imagen importada. No alcanzan nunca aquella autoestima que brota de lo más profundo de sí mismo. Siempre están pidiendo permiso para ser lo que no son, suplicando comprensión, mendigando afecto, sujetos a una servidumbre voluntaria y esclavizados por modismos que los transforman en personajes de ilusiones inconvenientes.

Ser independiente no se resume en romper tabús e innovar comportamientos. Es fácil afrontar los diques del moralismo, allá donde se produce la energía nefasta del fundamentalismo, aquel altruismo al revés de quien cree saber mejor lo que les conviene a los demás e insiste en someterlos a su voluntad. Lo difícil es cultivar los valores infinitos engendrados por la autonomía de la conciencia como reducto inexpugnable, la lucidez crítica, el valor de discrepar por encima de todos los afectos, la osadía de decir no y practicar la ascesis de callarse, desligase de acciones malévolas, no suscribir nunca lo que perenniza la injusticia, la desigualdad y la exclusión.

Dé su grito de independencia, pero no con la garganta, como quien exhibe una rebeldía confinada al nihilismo narcisista. Lo que vale es el grito que resuena en la vida social, suscita el vendaval que siembra utopías, rasga horizontes y allana montañas. El grito uterino de esa gravidez histórica que preanuncia auroras de compartimiento. El grito alucinado que imprime sentido a la revolución que subvierte las causas de todas las miserias.

Conquistar la independencia es un proyecto colectivo, tarea común de convicciones éticas, obstinación de quien se niega a acatar lo que es como si fuera lo que será, lo que está como lo que faltará, lo que se hace presente como anticipación del futuro.

Arranque de lo más hondo de sí mismo aquella doblez que le falsifica para efectos sociales. Anule los fantasmas de sus temores; profese el ateísmo frente a los ídolos de esa sociedad que dobla las rodillas ante la supuesta sacralidad del mercado. Practique la iconoclastia ante esa opulencia engordada por la gula perversa de quien chupa de la tierra los nutrientes de la vida para todos.

Sumérjase en lo más íntimo de sí mismo sin miedo al vértigo provocado por lo inusitado de su propia identidad. Embriáguese con su singularidad y deje que ella baile en el espacio etéreo de su libertad. Penetre sus cavernas interiores, explore los subterráneos de su inconsciente, deje que afloren en bandada todos los ángeles que lo habitan.

Corte el hilo de su laberinto cartesiano, pues nunca va a conquistar la independencia quien se mantiene en la superficie, como náufrago desesperado remando agarrado a las conveniencias, dando satisfacciones inmerecidas, vestido de espantapájaros en medio de una huerta de frutas podridas.

Mire al pasado y verá que las personas verdaderamente independientes creyeron en una causa, se dejaron impregnar por esa indignación que hizo de ellas artífices de un tiempo nuevo. Tomaron en sus manos la historia y le torcieron el rumbo, y sus vidas simbolizan hoy nuevas fronteras, pues allí se rompió el límite entre idea y acción, sueño y realidad, amor y gesto.

Arrastre consigo multitudes a la independencia. No permita que la cadena de montaje del sistema anule su ímpetu y ponga rótulo a sus proyectos, convirtiéndolo en mero repetidor ortofónico de viejos discursos envueltos en seductores papeles de colores.

Sepa que la materia prima de la independencia se encuentra en su subjetividad, en los dobleces de su ser, en aquel otro que lo habita y para el que parece extraño aquello que ahora es. Mantenga los ojos bien abiertos, pues nunca será completa su independencia si no se expande a su vez, derritiendo todas las cadenas que ahora impiden que todos sean independientes, solidariamente independientes, amorosamente independientes. (Traducción de J.L.Burguet)

miércoles, septiembre 06, 2006

Vótese a sí mismo

Frei Betto
religiosos dominico


El primer candidato en estas próximas elecciones debe ser el propio elector. Al votar, él delega en el candidato el deber y el derecho de actuar en su nombre. Una vez elegido, todo cuanto el político haga repercute en la vida de la población. Si roba, la víctima es la población, pues los impuestos que ésta paga van a parar al bolsillo del ladrón, postergando la salud, la educación, la mejoría de las carreteras, etc.

Sucede a menudo que el elector vota y a continuación se olvida del partido y del candidato que escogió. Lo que los políticos cínicos quieren es precisamente ser elegidos y, después, olvidados por sus electores, de modo que puedan actuar en contra de lo que prometieron.

Todavía mejor cuando el elector pierde de vista el partido del candidato. Pues no siempre resulta elegido aquel a quien votamos. Pero el partido sí, permanece representado en la Asamblea Legislativa y en el Congreso Nacional, y puede haber sido uno de los que se aliaron para elegir al gobernador o al presidente de la República. Por tanto, ojo con el partido. Compare su programa con lo que hacen los políticos afiliados a él.

El resultado de una elección se evalúa por sus efectos en las condiciones de vida de la población. Por los frutos se conoce el árbol, dijo Jesús, o sea por el ejercicio del mandato de quienes fueron elegidos. ¿Hubo mejoras en la salud? ¿en la educación? ¿los alimentos están más baratos? ¿decayó la violencia urbana? ¿aumentaron los empleos? ¿decreció la desigualdad social?

No importa que los índices del crecimiento del país hayan mejorado ni que las estadísticas se muestren más positivas. Lo que importa es el desarrollo sustentable. Verificar en qué medida hubo progreso en la calidad de vida de la población sin que el país se haya endeudado todavía más ni sacrificado su soberanía.

Sólo habrá verdadera democracia cuando nosotros, los electores, hayamos conquistado el derecho a intervenir permanentemente en el poder público. Hoy esa intervención se restringe a los períodos electorales. Lo cual permite que en los intervalos entre una y otra elección la clase política actúe a su real gana.

El Brasil necesita urgentemente una reforma política que, entre otras cosas, obligue al gobierno a someter a plebiscito o referendo popular las grandes cuestiones nacionales. ¿Queremos alimentos transgénicos? ¿Y el trasvase del agua del río San Francisco? ¿Estamos de acuerdo con la política económica que, de cada US$ 100 destinados a los acreedores de la deuda pública, invierta apenas US$ 7 en políticas sociales? ¿Debe ser autónomo el Banco Central?

Son cuestiones que no debieran depender sólo del Estado. La población necesita ser convocada a participar, así como en la decisión acerca de nuestro régimen de gobierno (monarquía, parlamentarismo o presidencialismo) y el comercio de armas.

¿Cómo intervenir en el poder público? Mediante la presión de la sociedad civil. El Gobierno es como el frijol: sólo funciona en la olla a presión. De ahí la importancia de fortalecer los movimientos sociales. Sólo una sociedad organizada dispone de fuerza para intervenir en el Estado. Las banderas que ella defiende, por más justas que sean, sólo se vuelven efectivas cuando conquistan los corazones y las mentes. Pueblo organizado, Estado democratizado. Sin embargo no basta con que cada movimiento luche aisladamente por sus reivindicaciones; es necesario que los sin tierra se sumen a las mujeres, los indígenas fortalezcan la lucha por los derechos humanos, los negros den la mano a quienes buscan la igualdad de géneros...

Votar por sí mismo es votar con efecto bumerang. El voto rebota en el candidato y en el partido y regresa en beneficio de la sociedad. No queda en el aire, cual cometa que se suelta del manubrio que tenemos en las manos.

En octubre elíjase, ciudadano, elija el Brasil como nación democrática, justa y soberana. ¡Feliz votación!

Don Luciano Mendes de Almeida fue una de las personas más íntegras y evangélicas que he conocido en toda mi vida. Seamos fieles a la herencia que nos deja: el amor a la causa de los pobres. (Traducción de J.L.Burguet)